Al mal tiempo, buena cara: Blue Monday

Si existe una verdad universal irrefutable esa es que prácticamente todo el mundo odia los lunes. Tener que volver a conectar el cerebro después de haberlo dejado todo el fin de semana en modo ahorro de batería no es un proceso sencillo. Y por si no fuera suficientemente duro despedirnos del finde, pensar que aún nos quedan cinco días por delante para poder alcanzar el próximo resulta cuanto menos agotador. Considerando esto, no es de extrañar que el día coronado como el más triste del año sea, precisamente, un lunes. Se trata, efectivamente, del Blue Monday, término utilizado para designar al tercer lunes de enero y que, este año, tuvo lugar el pasado día 17.

El Blue Monday tiene su origen en 2015, año en el que Cliff Arnall, profesor de la escuela de psicólogos de la universidad de Cardiff, desarrolló una fórmula matemática para determinar el día más triste del año. Según esta fórmula, el tercer lunes de enero es el día del año en el que nos encontramos más tristes por diversos motivos: el incremento de gastos durante el periodo navideño, el mal tiempo, la añoranza de las vacaciones y los propósitos de año anterior incumplidos.

A pesar de que algún que otro lunes nos dejemos vencer, sabemos que tenemos mucha suerte de poder formar parte del equipo Alquiber, así como muchísimas otras cosas por las que sentirnos agradecidos. Por ello, con el fin de demostrar que el día más triste del año no va a poder con nosotros, queremos festejar esta fecha celebrando esos pequeños gestos que nos hacen sentir extremadamente dichosos.

Empezamos por Elia Murillo, nuestra compañera del Departamento de Flotas, cuya mayor alegría se la concede su pequeño Pablo.

“Os adjunto una foto de lo más bonito que me ha pasado desde hace 9 meses, mi pequeño Pablo. Me alegra todos los días con esa sonrisa de pillo que enamora”.

Para Esther Alonso, compañera de Servicios Centrales, la alegría se la proporcionan sus dos cachorritas.

“Ellas se llaman Luna y Kira, son un poco cachorritas todavía y un poco trasto también. La razón por la que me hacen tan feliz es porque dan un amor que es incondicional y, además, nunca piden nada a cambio. No tienen ninguna maldad, ni rencor, ni nada que se le parezca, y siempre están esperando para que juegues con ellas. Es una bendición tenerlas conmigo”.

Por el contrario, Iria Torres, de Calidad, es la mar de feliz con sus felinos: Hades y Zeus.

Para María Blanco, del Departamento de Marketing y Comunicación, la felicidad está en los pequeños detalles.

“Creo que la felicidad se encuentra en apreciar las pequeñas cosas y los pequeños momentos, especialmente en estos años tan complicados. Uno de esos momentos que me hace especialmente feliz es cantar a pleno pulmón con mis amigas en el coche. Es incluso terapéutico y recomendable practicarlo de forma periódica:

También, poder alimentar mi curiosidad y descubrir cosas nuevas todos los días, muchas veces sin ir muy lejos. Como, por ejemplo, esta placa de la plaza de la Luna, en pleno centro de Madrid”.

Javier Vicente, de IT, encuentra la felicidad en los lugares más altos.

“En la montaña siempre me encuentro muy feliz. Me encanta subir cimas, respirar aire puro, escuchar la naturaleza, pero, sobre todo, disfrutar del cielo y de sus preciosos colores”.

Inmaculada Ruiz, comercial de Valdemoro, también tiene un peludito a su lado que la hace intensamente feliz.

“Os presento a mi Truco, mi vía de escape para desconectar. Nos gusta salir temprano por el campo (si es al amanecer mejor), correr juntos y jugar con la pelota. Es un amoroso”.

Para Roberto Pouza, nuestro nuevo compañero y comercial de León, la alegría que le conceden sus dos principitos es inigualable.

Mari Paz Roger, compañera de Valencia, reconoce que es feliz siempre que esté junto a sus hijas.

“La foto de los pies de mis nanas, mi madre y yo en un charco con forma de corazón está hecha en el Parador de Jávea, en el fin de semana que me regaló la empresa, y del que guardo un magnífico recuerdo.

Luego tengo la foto tradicional anual vestidas de Elfas que nos hacemos las tres chicas.

El cuadro de Van Gogh fue una visita a una exposición de arte inmersivo, que nos lo pasamos genial y me parece muy original. Vamos, una obra de arte…

Y, por último, la visita al Ayuntamiento de Valencia, con la foto desde un ángulo malísimo a una lámpara del Salón de Cristal y una preciosa foto en el balcón desde donde se da el aviso para el disparo de las mascletás en Fallas.

Este es un repaso de las pequeñas cosas que me evocan una sensación de felicidad dentro de mi pequeño remansito de Paz”.

Por último, para Janire de Prado, comercial de Bilbao, la felicidad reside en las apacibles tardes de playa.

“Nuestra familia sufre de ‘arenitis’. Nos encanta la playa los 365 días del año…”