Trabajar en una oficina es como formar parte de un ecosistema muy particular. Cada uno tiene su lugar, sus funciones y su propia forma de sobrevivir a la jungla laboral. Para mantener la paz y la armonía en este peculiar hábitat, hemos creado el Manual del Buen Compañero de Oficina. ¡Léelo, apréndelo y ponlo en práctica!

Regla n.º 1: Mantén la oficina limpia y ordenada
La oficina es un espacio compartido, así que todos somos responsables de mantenerla limpia. Si se te cae agua, papeles o cualquier otra cosa, límpialo de inmediato. Recicla siempre que puedas y cuida de los espacios comunes como si fueran tu casa.
Regla n.º 2: Respeta los equipos y materiales de oficina
Los equipos y materiales no son personales, así que cuídalos. Si usas una silla, un monitor o cualquier otro dispositivo, asegúrate de que esté en buen estado para el siguiente compañero que lo necesite. El respeto por los recursos compartidos ayuda a que todo funcione mejor.
Regla n.º 3: El microondas de la oficina no es para experimentos científicos
Antes de calentar comida en el microondas, pregúntate: ¿Quiero ser recordado como el compañero que impregnó la oficina de un aroma inolvidable? Si la respuesta es no, opta por algo menos aromático, es decir, agua, café o infusiones.
Regla n.º 4: Mantén los baños limpios y en orden
Los baños también son espacios comunes que debemos cuidar. Después de usar el baño, asegúrate de dejarlo limpio para el siguiente compañero. Recuerda que hay baños disponibles en la planta -1 si los de la planta principal están ocupados. Es importante que no tiremos al inodoro nada que no sea papel higiénico.
Regla n.º 5: Respeta el espacio personal
Tu compañero de escritorio valora tu energía, pero eso no implica que quiera que invadas su espacio personal. Respeta su «burbuja invisible», esa zona que cada uno necesita para sentirse cómodo. Es similar a la distancia de seguridad en la carretera, pero sin coches involucrados.
Regla n.º 6: No seas «el guardián del aire acondicionado»
Sabemos que hay dos tipos de personas: las que siempre tienen calor y las que siempre tienen frío. Antes de tomar el control absoluto del termostato, consulta con los demás.
Regla n.º 7: Reduce el ruido innecesario
La oficina no es un estadio ni una sala de conciertos. Si necesitas celebrar una victoria o compartir una noticia emocionante, ¡hazlo, pero con moderación! Las conversaciones fuertes o constantes pueden interrumpir el enfoque de los demás. Y si escuchas música, asegúrate de que tus auriculares sean los únicos que la disfruten. Si mantienes una conversación telefónica, asegúrate de hablar con moderación o desplazarte a algún lugar discreto como las salas de reuniones o sal fuera de la oficina.
Regla n.º 8: No abuses del «responder a todos»
El «responder a todos» solo es necesario cuando todos realmente necesitan saber tu respuesta. Si usas esta función de manera innecesaria, corres el riesgo de llenar las bandejas de entrada de tus compañeros con información irrelevante.
Regla n.º 9: Ayuda sin que te lo pidan (pero sin exagerar)
Si ves a alguien luchando con la fotocopiadora o con una torre de cajas que amenaza con desplomarse, ofrece tu ayuda. Pero no te conviertas en el «salvador de la oficina» que interviene incluso cuando nadie lo necesita.
Regla n.º 10: Respeto y educación siempre
El respeto mutuo y la educación son la base de un buen ambiente laboral. Trata a tus compañeros con amabilidad, escucha con atención y evita comentarios o actitudes que puedan generar malestar. La cordialidad y el respeto hacen que el día a día sea mucho más agradable para todos. Trata al resto como te gustaría que te tratasen a ti.
Al final del día, una oficina feliz es una oficina en la que todos nos esforzamos por ser buenos compañeros. El respeto, la empatía y un toque de humor hacen que el trabajo sea más llevadero. Como en cualquier relación, la clave está en dar y recibir: una sonrisa, una mano amiga y, sobre todo, una taza de café que sea siempre tuya (y no la de otro).