Salud laboral: Los riesgos del ruido en nuestro puesto de trabajo

La banda sonora que impera durante un día normal en la oficina está compuesta por instrumentos de diversa índole: las pulsaciones del ratón del ordenador, las teclas del teclado, las vibraciones de un teléfono móvil, los murmullos y conversaciones amortiguadas entre compañeros, el zumbido de la impresora… Es algo que hemos asimilado de manera inconsciente como una realidad adjunta a nuestro día a día. No obstante, en determinadas ocasiones, estos sonidos pueden suponer una molestia y dificultar el correcto desarrollo de nuestras funciones laborales. Es entonces cuando podemos hablar del ruido.

La Real Academia Española define el ruido como un “sonido articulado, por lo general desagradable”, así como una “interferencia que afecta a un proceso de comunicación”. Por su parte, el ruido laboral se define como la contaminación acústica que se genera en la zona de trabajo y que afecta a los trabajadores que se encuentran en ella.

La unidad de medida que se utiliza para calcular el nivel de ruido son los decibelios (dB). Teniendo esto en mente, en un día normal de oficina, nunca se deberían de sobrepasar los 50 decibelios, ya que se considera que, a partir de este valor, comienzan a surgir molestias ergonómicas para el desarrollo del trabajo normal. Por su parte, encontrarse expuesto a sonidos que superan los 80 decibelios durante 8 horas diarias puede ocasionar daños auditivos en los trabajadores, aunque se trata de un nivel orientativo, puesto que también podría existir pérdida auditiva por debajo de estas cifras.

No obstante, el daño auditivo no es la única consecuencia directa de la exposición prolongada al ruido, sino que existen también otros efectos nocivos que pueden deteriorar el bienestar de los trabajadores. En este artículo te explicamos alguno de ellos:

  • Pérdida de comunicación: La primera consecuencia del exceso de ruido es que la comunicación oral entre personas se ve alterada o interrumpida. Esto obliga a nuestros compañeros a elevar el tono de la conversación para poder ser entendidos, lo cual ocasiona más ruido.
  • Pérdida de capacidad de reacción: El exceso de ruido puede suponer una distracción para los trabajadores, lo cual facilita la aparición de accidentes laborales.
  • Acúfenos: Los acúfenos son una sensación auditiva que consiste en la percepción de sonidos que no proceden de fuentes externas. Son también conocidos como “silbidos” o “pitidos de oído”, y en algunas ocasiones pueden volverse permanentes y desencadenar en otras patologías (insomnio, irritación, depresión, etc.).
  • Estrés: Ocasionado por la falta de concentración, tener que elevar la voz para hacerse oír, etc. El entorno físico puede ser una fuente de estrés para el trabajador si las condiciones a las que está expuesto no son adecuadas. Asimismo, el estrés puede contribuir a la aparición de problemas circulatorios, digestivos y nerviosos.
  • Trastornos del sueño: Como consecuencia directa del estrés.Los problemas de insomnio pueden conducir a otras alteraciones crónicas, como problemas cardiovasculares.

Como ya se ha podido comprobar en los puntos anteriormente mencionados, el exceso de ruido no solo dificulta la calidad del trabajo, sino que también puede acarrear secuelas que desgasten la salud mental y física de nuestros compañeros. Por ello, es importante que seamos conscientes del ruido ambiental que generan nuestras acciones cotidianas en la oficina, y que tratemos de aplicar medidas con el objetivo de crear un entorno favorable para todos.  El bienestar de nuestros compañeros está en nuestras manos.